
Paso una semana en la cual siempre llegue temprano a casa, lo más rápido posible, me puse hacer la tarea. Aun que él no estaba en casa aun así lo hacia. En el instituto las bromas con mis amigas por lo sucedido en el antro no se dejaron esperar, pero ya sabia que eso pasaría, así es que solo me reía, y disfrutaba su amistad, pero eso si cuando estábamos solas de piruja no me bajaban, sobre nuestro encuentro lésbico no hablamos nada, ninguna de las tres se atrevía a dar el primer paso.

En el instituto ya estamos por terminar las clases de fin de curso, y después salir de vacaciones de diciembre, en las calificaciones estoy bien, por los que lo duden solo estoy dejándome coger por un solo profesor, no por todos, con los demás si me pongo a estudiar, y puedo presumir que soy inteligente.
Con mi profesor favorito obviamente estoy con una calificación de diez; pero esta vez no les contare de eso, les contare sobre mi vecino y el castigo que me puso mi padratro.
Todo comenzó cuan yo llegaba a casa, antes de llegar a la puerta de mi casa, pude ver lejos a mi vecino, estaba parado en su puerta, sin hacer nada, al acercarme a él lo salude.
-hola Don Jorge, ¿Cómo esta hoy?
-muy bien, algo solito pero bien,
- ¿y porque tan solito?
-mi esposa se fue apenas hace como cinco minutos a un trabajo en otro estado.